Propósito de Vida

Todos tenemos en la mente una imagen ideal: La de realizarnos en nuestra vida a través de nuestro trabajo profesional. 

Una pasión a través de la cual realizarnos y desarrollarnos y que nos lleva a sacar nuestra mejor versión. Un trabajo que sea una fuente de crecimiento personal para uno mismo y que aporte un valor a nuestro entorno.

Poder desarrollar esta imagen hasta que se haga realidad será maravilloso, pero cuando hablamos de propósito conviene abrir el cerco y no quedarse simplemente en la dimensión profesional ya que el “propósito” puede ser algo mucho más grande: Un propósito mayor que no tiene tanto que ver con nuestra persona. Este propósito mayor señala hacia una dimensión interna pero que, sin embargo, podemos abrazar desde nuestras acciones en la vida cotidiana. 

Alinearse con este Propósito, con mayúsculas, tiene que ver con conectar con el sentido último de nuestra existencia, que va más allá de toda forma y acción en lo cotidiano.

En realidad podríamos estar hablando de vivir una vida plena de significado.

Abordar el propósito y el sentido de vida desde esta óptica requiere, de un previo trabajo de autoconocimiento y desarrollo personal, para el cual se puede iniciar un proceso terapéutico.

A través de un proceso terapéutico desarrollarás mayor autoconsciencia para discernir entre tus necesidades, deseos, expectativas, vocación o misión. Se abrirá dentro de ti el camino para observar la vida con mayor perspectiva y habitarla con mayor madurez y responsabilidad. 

Diversos autores relacionan el propósito con él  para qué de nuestra existencia. A lo largo de la vida, encontraremos muchos “paraqués”, sin embargo, los “paraqués” señalan hacia lo efímero, lo cambiante: Las metas, los objetivos.

Las metas en la vida son importantes, pero si nuestro propósito no está basado en metas si no en algo más intrascendente e imperecedero nuestro barco no se hundirá si no alcanzamos algunas de ellas. 

A ese algo más con sabor a esencia también podríamos llamarlo Propósito y sin duda dotará a tu vida de un sentido y significado profundos, mas allá de los posibles y múltiples escenarios en los que te coloque la vida. 

Enfoque Terapéutico para Descubrir el Propósito de Vida

La falta de sentido y el vacío existencial son síntomas de no tomar la vida y hacernos cargo de ella con responsabilidad. 

La solución está en aprender a cuidar la vida que somos en esencia y vivir en libertad.

A mayor autoconsciencia, mayor libertad. Cuanto más reconocemos nuestro origen, contactamos con nuestras heridas y afinamos nuestras relaciones, más libres somos.

Se trata de abrir las puertas a nuestro núcleo esencial y desde ahí darle un sentido a nuestra existencia.

Para ello conviene ensanchar nuestra autoimagen e ir más allá de la identificación con el ego (el yo-personal) para descubrir en nosotros otra identidad más amplia que no tiene que ver con lo mental y psicológico si no con la presencia y con la vida que somos. Hace falta contactar con el amor y el cuidado por la vida para descubrir nuestro núcleo esencial.

Este es el trabajo con el sentido de vida desde el enfoque transpersonal. Un trabajo que acompañará en tu travesía por el fascinante camino de descubrimiento interior y te dará una nueva manera de percibirte a ti mismo y al mundo.  

Un camino que te invita a ir descubriendo quién eres en esencia, aceptando tu pasado, tomando la vida “con todo” y “tal y como es” y anclándote en el instante presente.

De esta forma tus pasos se sintonizan con el movimiento de la vida y trabajan a favor de la vida.

Todo empieza dando el primer paso

Nuestro mejor consejo es invitarte a iniciar un proceso terapéutico donde puedas ir desplegando cada vez mas consciencia, apertura y crecimiento a tu vida. 

Si quieres empezar a indagar en cuál es tu propósito te invitamos a dar un primer paso a través de esta batería de preguntas. 

Escribe en un folio las respuestas y luego date un espacio para reflexionar sobre las respuestas:

1. – ¿Cuáles eran tus sueños en la niñez? 
2. – ¿Cómo te ves dentro de diez años? 
3. – ¿En qué momentos o actividades sientes que el tiempo se detiene? 
4. – ¿Qué aspectos de tu vida son irrenunciables?
5. – Si te quedara un año de vida.. ¿Qué 7 cosas querrías hacer o vivir? 
6. – ¿Qué fortalezas, actitudes y habilidades ven los demás en ti? 
7. – ¿Cuáles reconoces tú? 
8. – ¿Para qué te busca la gente? 
9. – ¿Qué, de todo lo que haces, te aporta más paz? 
10. – ¿Qué, de todo lo que haces, te hace sentir profundamente útil?
11. – ¿Cuál es tu zona de confort?
12. – ¿Qué resistencias tienes a salir de ella? ¿Cuáles son tus miedos, obstáculos o impedimentos?
13. – ¿Qué beneficios podrías obtener si consigues salir de tu zona de confort? 
14. – ¿Cuál sería el primer paso a dar?

Consejos para descubrir el sentido de la vida

• Ver las situaciones como oportunidad de aprendizaje y de crecimiento personal
• Ser capaz de encontrar beneficios y aspectos positivos en cada experiencia
• Reordenar tus prioridades vitales
• Relativizar cuestiones superficiales
• Agradecer y valorar las cosas pequeñas de cada día.
• Desarrollar la empatía y el amor compasivo hacia los demás
• Atender tus necesidades y cuidarte
• Soltar la necesidad de mantener los formalismos sociales y relaciones superficiales 
• Cultiva tu mundo interior a través de prácticas como la meditación
• Aprende a elegir tu actitud ante lo que te sucede, en lugar de ir en modo “piloto automático”
• Valentía, coraje y arrojo para situarnos de frente a las dificultades, en lugar de adoptar una actitud victimista o derrotista.
• Capacidad de relación y comunicación con los demás: cuando podemos expresar nuestros problemas y abrirnos a personas cercanas o referentes, disminuye la sensación de soledad y nos sentimos sostenidos en nuestro dolor.
• Autenticidad: Aprender a ser uno mismo y expresar con transparencia y autenticidad cómo estamos
• Gratitud: La atención a las pequeñas cosas cotidianas que transmiten belleza, alegría o simplemente hacen posible que vivamos.
• Progresar: Proponerse objetivos “conseguibles”
• Tolerar la incertidumbre y aprender a no sentirse amenazado/a.
• Animar al silencio interior, para escuchar la realidad y a uno mismo. Solo en él es posible encontrar cierta serenidad interior.
• Cultivar cualidades como el sentido del humor, la tolerancia a la frustración, la madurez, el deseo de aprender, el interés por aportar algo a otros.